7 de noviembre de 2016

Masoquismo emocional


Hoy reuní el valor suficiente para preguntarte y así entender el porqué de todo este cambio, de toda esta situación. Esta vez no tenía que ver conmigo, el problema no era yo, no estaba loca... Era más sencillo, su pena era Ella, su cambio era nada más y nada menos que por Ella.

La vida puede dar muchas vueltas.

Por fin tu ausencia tenía razones, 
el karma te la había devuelto.
Ahora estás desarmado, dolido.
Te han roto el corazón,
te lo han hecho añicos.

Dices que ya me entendías pero creo que ahora puedes ver en tu piel todo el daño que me hiciste, todo el dolor que soportó mi corazón por ti. Ahora sientes la esperanza rota abofetearte en la cara tras sentirte cansado, gilipollas, imbécil, impotente al querer arreglar una situación cuando ya es demasiado tarde. Ahora hay dudas, sentimientos encontrados. Ella quizás se rindió también, se cansó de tus idas y venidas, de tus palabras a medias, de no compensar el daño. No lo sé, tan solo sé que tomaste esa decisión tan difícil, la misma que yo tomé en su día.

Desaparecer de su vida.

¿Es cobarde? Sigo queriendo pensar que no, tan solo es una forma de reconstruir los pedazos para volver a creer en alguien. Para volver a creer en ti. Para coger fuerzas.
Y, como dices, tal vez un día te veas con corazón de volver a pronunciar una palabra delante suya, cruzar una mirada... De lo contrario, no volverá a tu vida. Eso dices, hoy.
Te lo recuerdo, hoy.

¿Te viste reflejado en mi?

¿Tú también tienes ese hueco en tu corazón
que no sabías que tenías 
hasta que no lo ocupó 
una dichosa persona?


Lo siento, nadie dijo que fuera fácil. Y lo siento, un día deseé que el daño que me habías hecho se te devolviera. Si existía ese "karma" del que hablaban tenías que sentir cómo el mundo se te hundía. No me siento bien por ello, quiero que seas feliz, nunca debí desear eso con una pequeña parte de mi ser, te lo prometo, con el corazón al descubierto.

Quiero borrar el frío de tus días.


¿Qué pasó conmigo? Lo intenté, salieron de mí las fuerzas que quedaban y confesé. Confesé aquello que quise obviar; aquello que ambos habíamos sentido se quedó atrapado en mí más tiempo del debido pero gracias al pasado mes logré ver que me equivocaba. 
Era la persona que me había enamorado a ratos y otros tantos la que me decepcionó.
Ahora que abrimos las heridas y dejé vulnerable mi corazón, vino una confesión.

Te acojonaste.

Tuviste miedo del sentimiento que te recorría sin previo aviso, de las ganas improvisadas en tan poco tiempo. "Todo era como antes, no me gustaba que fuera así, no tan pronto", dijiste; ¿y qué? ¿Le ponemos freno a los sentimientos? ¿Callamos las palabras y nos ahogamos? ¿Ponemos tierra de por medio y hacemos ver que no hay absolutamente nada aquí?

Eso sí me parece un poco...

Cobarde

No importa, de verdad. Paramos a tiempo algo que quizás no iba a ningún lado y decidiste seguir un imposible hasta romperte, hasta partirte los huesos. Como yo, como aquella que compartió sus sonrisas y sus secretos contigo. Aquella.

¿Ahora?
Tiempo

El tiempo todo lo cura. La guerra entre el corazón y la razón ya comenzó y, como bien comprobaste, la primera victoria fue del corazón para luchar hasta desangrarse, arriesgándose, haciéndose vulnerable. ¿La revancha? La mente jugará bien sus cartas hasta que aprendas a vivir con un sentimiento, hasta que lo obvies, hasta que renuncies a él. Hasta que consigas vivir sin necesitar esos ojos a tu lado.

Si tienes suerte y vuelves tras el paso del tiempo, quizás esa sensación no está.
Si eres como yo, querrás haber huido a tiempo pero cuando realmente desees hacerlo, tropezarás. Pero qué le hacemos, si es así...


Bienvenido al masoquismo emocional










27 de octubre de 2016

Pasajero

He vuelto, 
sí, 
aquí. 
He vuelto, 
sí, 
pero tan solo una parte de mí.

Mis sentimientos me traicionaron. 
Mi corazón me la jugó.

Me precipité. 

Todo ha vuelto a ser diferente, 
¿dónde nos hemos perdido?
¿En qué momento del camino nos soltamos de la mano? 
No quiero saberlo. 

A día de hoy empiezo a pensar que,
tal vez, 
muchos tenían razón.
¿Con qué? 
O más bien, 
con quién. 
Con Él, sí, 
qué original.

Volvió y se fue. 
No sé quién regresó de aquél viaje, 
no sé quién es estas últimas semanas,
o tal vez sí, 
pero me niego a reconocerlo.

Por muchos días tentamos a la suerte, 
nos regalamos palabras que nacían del fondo de nuestro corazón. 
Nuestros sentimientos gritaban, 
pero solo un momento. 


Te lo advertí, 
sería pasajero. 


Lo negaste y, 
como ingenua, 
te creí.

Este último mes lo cuento con tu ausencia en mis manos, 
dejaste a un lado todo por nada. 
Lo sabía. 
Algo en mí lo sabía pero, 
¿qué haces cuando tu debilidad te lo niega? 
¿Qué haces cuando la persona que te enamoró se esfuma? 

Nos pasó eso, 
te esfumaste. 
Diste una última calada en tus labios,
y te giraste.

Fuiste por varios meses el chico que me enamoró,
te juro que así lo sentía.
Te juro que yo me dejé llevar.
Pero volviste,
volviste para marcharte.
Volviste para ser el chico que tanto daño me había hecho.
Volviste para remover recuerdos de un pasado que juré olvidar.

Te buscaba,
me ignorabas.
Te ignoré,
me buscaste.
El silencio nos agarró por la espalda.
Ambos dejamos que eso pasara.

Intenté huir de él,
intenté buscarte pero no volví a saber de ti.
O sí, 
a cuentagotas,
a días,
a semanas.

Volvieron las ausencias, 
las conversaciones rotas,
las frases sin acabar.
Volvieron mis ganas de buscarte, 
mis ganas por alejarme.
Volví con fuerza,
volví para dejar esos sentimientos atrás.

Por momentos creí en ti, 
creí en tus palabras,
creí en esa voz que me susurraba,
aquella que me hacía sonreír.

No diré que me equivoqué por seguir un juego,
lo hice, sí, 
y pagué las consecuencias.

A veces siento que continúo teniendo pedazos rotos,
trozos de mí sin encontrar,
trozos que guardas en la comisura de tus labios,
en aquel último recuerdo de tus ojos,
en tu último abrazo.

No importa,
volvimos a sentir 
y se desvaneció.
Volvimos a donde no creímos poder,
para no llegar a ser.
No creo que vuelva.
Ni que volvamos.

No me iré sin darte las gracias.
Gracias por enseñarme una nueva lección del amor,
aquella de la que muchos hablan.


Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.

Ardimos, 
nos convertimos en cenizas,
y nada cambiará.
Intentaré creer en ello.

Y sí, 
sigo aquí.
No, 
no me voy a ir.
Y no, 
no volveré a desaparecer.
Solo apartaré mi corazón cuando suspire al ver tu nombre,
evitaré las sonrisas,
evitaré mis lágrimas,
evitaré el latido que me descubre ante ti.

Cerraré poco a poco la puerta hasta que llegue el momento en que,
a lo lejos,
no consiga verte.


Por favor,
no quiero traicionarme otra vez.












10 de octubre de 2016

Carta para Él, sus 25


Viene el topicazo del siglo....

¡Felices 25, peque!

Hace ya tres años desde que te escribí la "última" carta deseándote todo lo mejor en cada día que viniera y me alegro de poder enviarte una más. Te toca meterla con las demás aunque dudo que te pares a buscar, la pereza te puede pero qué le hacemos, tiremos de algo nuevo, ¿no?

Con lo que me quedo, a pesar de las ausencias de este tiempo, es con nuestra relación antes y ahora, el paréntesis ya no importa. Me quedo con los recuerdos y con los que crearemos ahora, con las risas y complicidad, con algo más de madurez pero sin olvidar los piques y las tonterías aunque a veces te ganes mi "odio" en estado puro(?). Me alegro de haber vuelvo y de poder "estar" aun sin saber si mañana todo puede cambiar, nunca se sabe.

Lo importante:
Ahora ya te tocará estar más cerca de los 30 en cuanto te levantes por la mañana (sí, ya sabes cómo va esto, la moral hay que tocarla, rozarla un poco) pero seguro que con cada vez seguiré estando orgullosa de tus luchas y victorias, que no se te olvide que tienes una animadora a unos cuántos kilómetros de distancia.

Pásalo genial hoy, pásalo genial cuando lo celebres, ríe como siempre y sigue con tus tonterías y, aunque no hayamos podido celebrar ningún cumpleaños juntos, espero quizás poder hacerlo algún día pero, mientras, procuraré que no te falte una felicitación por mi parte para que te pares a leer, para que esperes la carta llegar a tu buzón, para que no eches de menos mis palabras, para que ciertas cosas nunca cambien.

Y de nuevo....

¡Felicidades!

¿Vamos a por el siguiente? 

P.D: Te espera un abrazo de los nuestros.
Y, sin que nos montemos dramotes, se te quiere o quizás se te odia un poquito menos.

Siempre, Mimi




9 de octubre de 2016

A ti, que te lo escribiría todo

No entiendo las razones que me han llevado a esto pero empiezo a considerarte mi pequeña inspiración, aquella que logra que despierten miles de sentimientos que puedo plasmar en palabras, las mejores que mi corazón podrían gritar(te). 

Y se debe a ti, solo a ti.

A veces te odio, no puedo evitarlo, no quiero. Haces que se forme en mí una sonrisa con solo verte al otro lado; la culpa es de esa dichosa pantalla que no me deja rozarte. Ojalá pudiera, ojalá. Y te pregunto: ¿Por qué vienes y rompes mis esquemas? ¿Por qué te dejo hacerlo? ¿Por qué te convertiste en mi dichosa debilidad..? Cuentan que lo peor es que lo sabes, lo sé y lo sabemos y no puedo decirte si quiera si necesito evitarlo.

Vienes y me revientas las cicatrices. 
Vienes y me reconstruyes. 
Vienes y creas algo en mí.
Vienes y sonrío.
Vienes y dudas.
Vienes y dudo.
Vienes.
Te marchas.
Y vuelves.


¿Por qué nunca te marchas del todo?
¿Por qué nunca te quedas sin miedos?
¿Por qué nos metimos de lleno en esto?


Quizás es una simple película de una chica de 22 años cuyo guión aún le sorprende.
Cuyo guión aún siente.
Evité tanto esto...

Me aferro a mi presente, con uñas y dientes, una parte de mí te juro que así lo siente. Me quieren como una vez quise; quiero pero no como antes. Quiero pero no como una vez te quise.

¿Y la otra parte? 

Grita muy bajito que algo pase. Grita que quiere sentirte, quiere ver qué hay detrás de todo esto.

Sí o no, que acaben los juegos, que me desarmes, que dejes de tentarme.
Sí o no, ven, pero ojalá nunca te marches.


Y si algún día pasas por mi lado, te juro,
no podré evitar girarme.
Hasta llegar a ti.

Porque no puedo soltarte.




21 de agosto de 2016

Preguntas

Hablé las cosas con mi pareja pero sigo sin contemplar cambio alguno. Quizás no soy aquella que sonreía en las fotografías que cuelgan de su pared, quizás no soy aquella que le escribía notas diciéndole cuánto le quería o cuánto pensaba en él. Quizás esa chica que ambos recordamos es solo eso, un vago recuerdo de lo que un día fui.


¿Lo peor? 


Quizás es que siga creyendo que soy esa, aquella misma que le miraba y sentía cosquillas o esperaba verle aparecer por la esquina.

¿En qué momento me perdí? 


No me lo preguntes porque aún no he conseguido responder a ello. Tampoco sé en qué momento volveré a encontrarme y si volveré a ser la misma.


¿Qué ha sido de Él?

Supongo que a veces no nos cansamos de hablar y en otras ocasiones nos evitamos días y días creyendo que el otro aparecerá a alegrarnos el día con un simple saludo. Estos días no me apetece hablar con Él.

¿Por qué?

Porque se va de viaje, doce días, a un sitio donde deseábamos viajar y el mismo por el que todo empezó.

¿Cuál y con quién?

Japón y su ex, aunque sean amigos ahora Él sigue esperando que cambie y le demuestre algo que no sale de ella. Bendita justicia poética, Él esperando un cambio como yo un día lo esperé, solo que Él ya sabe el final y yo tan solo me arriesgué sin saber. 

¿Me importa que sea ella y no yo?

Sí, llamadme loca, decidme que no es lógico tal y como me dice Él. Decidme que no debería ser así porque qué más da, es el pasado. Pero era nuestro. Empezamos bromeando sobre viajar, Él me llevaría, seríamos felices allí. Mi problema fue creer en esa promesa que vaga hasta el presente para removerme y ver que no soy yo la acompañante en aquel viaje. Duele darte cuenta que no importaba con quién, sino dónde. Me duele que no me comprenda pero, ¿qué le hago? Simplemente le desearé buen viaje y que ojalá su ex no sepa valorarle como le dije. Ojalá.



Quien quiera entender este caos, que lo entienda.
Pero empiezo a tener claro que ni mi presente ni mi pasado me convencen.

¿Qué haces cuando tu mundo no sientes que te pertenezca?
¿Qué haces cuando las dudas te ahogan?


Por ahora, vivir.
Prometo seguir siendo la pequeña de las dudas infinitas. 
Ni lo dudéis.



7 de agosto de 2016

No sé cómo describirlo

Hace tres meses que volví a hablar con Él y desde entonces no he vuelto a saber qué era lo que sentía. Hemos hablado de tantas cosas... 
Parece que me equivocaba, no es un extraño, sigue siendo Él.
Él, con sus manías, con sus piques, con sus grandes virtudes, con su saber decir y cuándo, con sus bromas, con sus detalles, con su peculiar forma de ver la vida tan afín a mí.

Desde que me atreví a hablarle todo ha sido tan natural que nos ha llevado a un punto, uno que no sabíamos si volvería a ser posible. Estamos en aquel punto donde nos conocimos por primera vez,donde sentíamos esas ganas de hablar, esas ganas de buscarnos pero...

(Siempre hay un pero)

No sabemos si dejar la puerta abierta para ver qué pasaría o simplemente cerrarla y ser tan buenos amigos como una vez fuimos aunque, esta vez, sin mezclar sentimientos que quizás no nos llevarían a ninguna parte.

* Si ves que me necesitas, dímelo y bajaré a estar contigo.
- Claro que te necesito y seguramente estaría mejor, la comprensión que tenemos es diferente a la del resto. Después de que me hicieran daño viniste tú y fue tan especial...Buscaste conocerme y yo me abrí a ti pese al caos que era. A día de hoy creo que no me he vuelto a abrir así con nadie.
* Siempre tuvimos ese algo.
- Ya, pero en mí no ha cambiado... En serio, no sé qué echabas de menos de mí, si no hubiera vuelto te ahorrarías todas estas tonterías.
* Shh es secreto...
- ¿Por qué? ¿Qué se supone que hago bien?
* Hay que dejar un poco de magia de por medio, ¿no? No se me dan bien estas cosas, ya lo sabes. Hazme tus preguntas esta tarde y te las respondo.

No fue a la tarde, nuestras charlas sobre qué sentir siempre llegan a la noche, cuando dejamos atrás todo lo vivido y solo estamos los dos.

- ¿Preparado?
* Vamos...
- ¿Por qué me has echado de menos?
* Siempre ha habido cosas que he hecho contigo y con el resto no, al igual que la manera de tratar una situación, nunca me dices qué quiero escuchar. Puedo contar contigo para casi cualquier cosa.
- Para haber desaparecido dos años, no está nada mal, ¿no?
* Te tengo en alta estima y, aunque me cueste admitirlo, alguna vez entraba en tu perfil para ver cómo estabas hasta que tuviste novio y dejé de hacerlo.
- Por tener pareja no se está bien.
* Ya, pero no te estancaste como en otros momentos.

(Recordamos una vivencia pasada)

* Yo solo recuerdo lo bueno, lo malo y lo erótico... 
- Para qué más.
* Para qué recordar aquella noche de hotel...
- Shh... Recordar aquellas cosas es raro, pero las recuerdo con mucho cariño.

Dejamos a un lado ese tema y nos centramos en mi relación actual, no sé por qué pero incluso en esta ocasión Él siempre ve algo que yo no.

- Creo que necesito espacio.
* Yo creo sinceramente que tú eres alguien que sabe lo que quiere y lo dice sin problemas y él es alguien a quien le cuesta comunicarse y decir las cosas claras, me da esa sensación.
- Sí, eso es así.
* Eres abrumadora, ¿cuántas personas conoces que tengan claro lo que quieren en su relación y en su vida?
- A ti.
* Sí, pero nadie más y creo que con eso les causamos inseguridad.
- Tú diciéndome todo esto, quién lo diría.
* Lo sé pero ahora me toca preguntar a mí.

Sus preguntas siempre me desquician, en esta ocasión no podía ser diferente.

* ¿Por qué la puerta sigue abierta y no la has cerrado para conservar esta amistad y no estropearlo todo, el cómo somos y cómo estamos ahora?
- Siempre va a haber algo, lo no sé. Sé que puedes hacerme feliz y quizás pillamos un momento que no era el adecuado. Sinceramente nunca me he planteado por qué no la he cerrado. Aunque si después de tanto no se ha estropeado nada... ¿Por qué lo haría en esta ocasión? Y, bueno, ya sabes, soy masoca en esto.
* No me convence, pero esto no acaba aquí... ¿No te planteas cerrarla?
- Ahora mismo, no.
* Sin embargo la lógica de mi cabeza dice que debería estar cerrada primero por el hecho de que tengas una pareja, eso ya influye, por ejemplo, el tener sentimientos hacia mi.
- Que siempre seas especial no significa que ahora mismo sienta nada fuerte por ti.
* Pero algo hay, ¿no?
- Me siento bien contigo.
* ¿Solo eso?
- No sé a dónde me lleva eso, no sé cómo describirlo. Quizás te veo y me doy cuenta de que hay algo más o quizás directamente pienso "valiente gusto  tenía(?)"
* Estás evitando mis preguntas. El no haber un sentimiento, según tú tan solo te hago sentir bien, no abre una puerta. No hay nada, solo una amistad diferente a las demás.
- Si quieres la cierro, te veo interesado en ello.
* Solo quiero entenderte.
- No sé qué siento, no había estado en esta situación, no lo había pensado, no me había planteado esto.
* Algún día encontrarás la respuesta.
- Y tú...¿Qué sientes para no cerrarla?

Ahí se avecinaba una pequeña tormenta de sentimientos, no me di cuenta hasta que aquella conversación acabó.


* No sé si te va a gustar la respuesta.
- Sorpréndeme.
* Sentir como tal...Un sentimientos del tipo "me gusta" o la vuelvo a querer... No hay pero sí que está eso que teníamos al principio. Sigue habiendo ese algo que hizo mella y sigue. Supongo que por eso sigue abierta. Al principio no pensé cómo estaba, sencillamente hablábamos y, al ver eso, me hizo recordar buenos momentos y todo nuestro principio y pensé que estaba abierta la puerta porque no lo descarto. No descarto que me vuelvas a gustar, total, nuestros comentarios a veces...Tienen tela. Sin embargo...
- Que viene...
* Creo que al final acabará cerrándose.
- Pum, cómo no. ¿Por qué?
* Porque pienso demasiado.
- ¿Tan malas son tus conclusiones como para cerrarla?
* Si malo no hay nada, es lo peor. No hace falta decir que tienes pareja y no lo vas a dejar en un periodo corto de tiempo, además está el tema de mi ex, si ella cambiara, cosa que dudo, quizás volvería si no fuera tarde pero creo que sé el final de eso.
- Luego te quejas de mí, ahora tú eres quien espera.
* Todos esperamos un cambio, al final. Igualmente lo que siento por ella cada vez es menor, veo más probable encontrar a otra chica.
- Que volver a atrás...
* Atrás seríais tú y ella y contigo ahora estoy en el punto en el que tengo una gran amiga que es super atenta y hay muy buen rollo, no quiero perder eso por lo que pueda quizás pasar o que se joda todo. Quizás es mejor cerrarla (aunque de momento no lo está). Esto es una respuesta en condiciones, tanto, que hasta tú te plantearás cerrarla.
- Si la cierras, no la quiero ya.
* ¿Y si me equivoco?
- Conmigo ya sabes qué puedes tener.
* No me gusta hablar de casos hipotéticos. Pero bueno, espero que no pienses mucho hoy pero puedo decirte una cosa, si me ves, algo en ti despierta seguro. Yo también sé decir cosas.
- Yo quería decirte que aunque no tengo mucho feeling con tu ex...Ojalá sepa valorarte, aunque me quede sin puerta.
* No lo hará, me sé el final.
- Y sobre lo de hoy...¿Yo? ¿Pensar? Por favor... Quizás todo se soluciona viéndonos y comprobándolo pero no se va a dar el caso.
* Si quieres comprobarlo dime sitio y día.
- No hace falta que me times.
* Hablo en serio, no bromeo. La conversación no es una tontería y no sé si has notado que llevo un rato serio. Te lo prometo.
- ¿Crees que deberíamos?
* No lo sé, yo solo sé que es raro y no sé hasta qué punto sano ya que muchas cosas se han hablado, que si los comentarios, que si sentimos lo que había al principio...
- Quizás estamos confundidos.
* Yo no estoy confundido, solo me siento raro. Hay algo que no cuadra. Puedo decirte que ojalá tu pareja no sea como yo y sí sepa valorarte a tiempo y cambie... Yo te valoro mucho, mimi. Tu pareja te hace feliz y él no está haciendo bien las cosas, si lo hiciese esta conversación ni existiría.
- Igualmente, incluso tener estas conversaciones nunca había sido propio de mí.
* Que seas de uno solo no significa que yo no pueda hacer imposibles. Grábate eso.
- ¿Entonces qué?
* Creo que por ahora no tendríamos que vernos porque tenemos todo esto en la cabeza, deberíamos darnos tiempo y ver qué pasa.
- Yo creo que esto nos sucede ahora, cuando pase un poco no pensarás igual, no sentirás eso.
* ¿En qué te basas? ¿El tiempo?
- Quizás es porque hemos empezado a hablar hace poco.
* También lo pensé, yo dejo que el tiempo decida pero viendo cómo va la cosa.... Si no hablamos durante días es un "Yo le hablé la última vez, que me hable él" o al revés, o "ya le he hablado mucho, hoy no molesto". Me da la sensación de que esto nos ocurre.
-Sensación no me sirve.
* Todo empieza con una sensación que luego sube.
- Bueno, a mí sí me ocurre.
* Y a la inversa también, ¿tú lo sabías?
- Yo pensaba que me hablabas por aburrimiento, para qué engañarnos.
* No pienses eso. Va, la última y me voy. ¿Todo bien? Espero no rallarte con mis pensamientos.
- Prefiero saberlos a verte como un insensible y sí, estoy bien. Sencillamente estaba evitando hacerme esas preguntas. Me extrañó que pensaras tanto, en nosotros.
* Siempre pienso en todo. Va, no le des muchas vueltas.
- Mucho pides.
* Lo sé... Salúdame tú mañana y me dices qué has pensado.



Tras eso, nos despedimos. Me esperó una larga noche dándole vueltas a la cabeza.
Mi pasado empezaba a nublar mi presente.

Quiero a mi pareja, eso es evidente pero creo que llevamos varios meses sin avanzar, estancados en algo que no entiendo. Nos hemos olvidado de conquistarnos cada día. Plantearme algo con Él, no es una opción ahora mismo para mí. Quiero arreglar las cosas con mi pareja pero...¿Cuánto tiempo se espera un cambio? No tengo ni idea y ya son casi 5 meses así. 


En el amor, como en una montaña rusa, necesito estar en la curva más increíble.
Creo que hace tiempo dejé de estar allí.
Dejé de ser Ella.










5 de mayo de 2016

Reencuentros

Hoy he vuelto a hablar con Él, aquella persona que tanto daño me hizo pero de la cual me enamoré.
Tuve que echarle valor y por eso hoy escribo estas líneas. 
Me temía lo peor. 
Me temía a mí.

Esta mañana me levanté pensando en hablarle, en preguntarle qué había pasado en estos dos años en su vida, qué le había hecho reír, qué le había hecho llorar, de qué había tenido miedo, quién era su refugio, quién llevaba sus cargas.

No fue tan mal.

Comenzamos hablando, distantes, intentando hacer que aquella situación no fuera más incómoda de lo normal, intentando que no se nos fuera de las manos. Hablamos del pasado, de los recuerdos que guardamos, de los que creemos perdidos, de la culpabilidad, de el porqué de todo, de lo que creíamos y no era. Intentamos resumir dos años en pequeñas frases a través de una pantalla. 
No hubo muchos reproches, solo eran palabras que te hacían ver una realidad.

Volvemos a ser extraños que una vez se conocieron realmente bien.

He derramado alguna lágrima para limpiar mis pensamientos, para equilibrar mis emociones.
Pero estoy bien, no hay de qué preocuparse.
Voy a estar bien.