12 de enero de 2014

Qué le hago si te quiero



Otra vez vuelvo a escribirte. Llevaba una semana creyendo que todo estaba tan bien conmigo. Llegó el otro día y vi que no, como bien sabes si te has parado a leerme alguna vez.

Ya lo dije, siento que no pude hacer lo suficiente pero, ¿por qué yo? ¿Qué más podría haber dado? Lo único que necesitabas era tenerme cerca y pese a haberlo intentado, querías pasarlo solo. ¿Qué podía hacer? ¿Obligarte? Eso no va conmigo. Sabía que si querías, si me necesitabas, ibas a buscarme. Ibas a hacerlo pronto porque cuando realmente alguien ha significado mucho para ti y de pronto, desaparece, de pronto, no está cada día para llamarte, para sonreírte, para desearte buenos días y noches, para picarte, para consolarte, para tentarte, para compartir cualquier cosa contigo... Cuando de pronto te falta todo eso, porque ha sido tan solo tu decisión de dejarlo de lado, si de verdad quieres, lo buscas ¿no? Quizás yo estoy equivocada, quizás estoy loca como bien dices. Quizás quise de más, debe ser eso. Me prometí a mi misma mil veces no enamorarme de ti, no creer que todo podía ir bien porque sabía que en cualquier momento todo el mundo que habíamos construido para nosotros podía derrumbarse. Me cegué. Me cegaste. Creí que todo podía ir bien por una vez en mi vida. Fuiste mi más bonita casualidad, la razón de toda la felicidad que podía acompañarme cada día. Eras solo tú para mi, lo primero, mi vida, mi peque, mi niño, no lo olvides.  

Ojalá hubieras aprendido a quererme de la misma forma que yo te quiero. Tendría entonces por seguro que hubieses vuelto porque si yo llego a estar en tu situación, por mucho que me hubiera pesado, por mucho que hubiera visto que todo podía cambiar, hubiera seguido por ti. Por quererte. Por nosotros. Por mí. ¿Cómo iba a dejarte solo? ¿Cómo iba a dejar solo a quien más quería por miedo a no saber qué pasaría? ¿Cómo iba a dejarte aun siendo tú la única persona que podía hacer mis días un poco más fáciles? ¿Cómo iba a dejarte aun siendo tú quien me comprende y la única persona que realmente pensaba que no me iba a fallar? ¿Cómo iba a dejarte aun siendo tú quien más quiere cuidarme, quien quiere hacerme feliz, quien me necesitaba tanto como yo? ¿Cómo? No podría, no me lo habría perdonado nunca.  Imposible. ¿Recuerdas que me dijiste esos días? Serías tan cabezón como yo, lucharías por mí porque... Me querías. Sí... Hace muchísimo tiempo que ya no lo escucho de ti, desde Septiembre, tal vez. Desde Septiembre, lo sé.

¿Qué es de mí ahora? Ahora te estoy dando todo el espacio y tiempo que tanto querías, solo para ti. Van a ser 7 meses desde todo aquello aunque ya me parezca mentira que el tiempo haya pasado tan rápido sin ti. Sin esperar una cuenta atrás que me parecía interminable. Sin ese nerviosismo por volverte a ver, por besarte, por abrazarte. Aunque no lo quiera creer, llevamos todo ese tiempo separados. Pero es eso, tiempo. Aquello que tanto te preocupó.

Sinceramente pienso que el hecho de desaparecer de casi todo lo que conoces solo te va a ayudar a terminar de olvidarme, no me extrañaría ya. Solo así verás que, tal vez, nunca ibas a cumplir la promesa de recuperarme por muy difícil que te resultara. Por todo aquello que vivimos. Pocos lo harían. Qué putada dudar de todo después de tanto confiar en ti pasara lo que pasara, ¿no? Y ya, entre mis dudas y tu indiferencia al decir "Pues cree lo que quieras", imagínate, ¿qué puedo hacer? Nada. Qué triste pensar eso, de verdad, no puedo odiarme más pero, ¿qué esperas? ¿Que piense todo esto está así porque tuviste que renunciar a mi aun queriéndome? ¿Que piense que todo esto es por mi bienestar? Pues no, nunca pensaré que todo esto es por mí. Es por ti y no es malo, solo es una verdad que te cuesta creer y aún no entiendo el porqué. Qué más daba, no te has parado a pensar cómo estaba yo realmente, solo eran conversaciones sin sentido en las que yo seguía demostrándote que seguías siendo el único para mí, el único que sabía absolutamente todo de mí y mientras, tú, tan solo me decías que estabas bien y poco más. De tu vida ya no era partícipe, siempre había alguien más. Solo era cuestión de tiempo y, después de tanto, una se acostumbra. No importa ya. En aquel entonces seguía creyendo que la culpa era mía y a día de hoy, sigo pensando que parte de toda esta situación es culpa mía. No sé, los fines de semana no me sientan nada bien. Dan mucho que pensar, o eso parece, al menos, para mí. Pero eso ya lo sabes, ¿no?

Espero que estés bien. Con quien sea, como sea.
Sinceramente, alguna parte de mí piensa que no mereces que te desee lo mejor... A saber qué haces que podría dolerme y no sé, vivo en la ignorancia desde hace tiempo. Ya te pedí que si pasaba algo, me lo dijeras. Ahí decidiría cerrar la historia definitivamente. Mientras... ¿Qué hago mientras? El gilipollas. Es algo que se me da bien si es por ti. Aunque recuerdo que la última vez que te dije esas palabras, lo gilipollas que era por no darte más carga de la necesaria, lo gilipollas que era por intentar siempre que estuvieras bien, me dijiste:


 "No importa, eres lo mejor que tengo, mi niña.

He sonreído aunque las lágrimas salten descontroladas. Increíble. 
Aún así, he sonreído por ti. Aun sabiendo que cuando pronunciaste aquellas palabras ya no estábamos juntos. Aquel día, ya no.

¿Recuerdas qué más me dijiste un día?

"Te quiero, no hace falta que hagas nada. 
Has hecho mucho, mi niña."

Fue bonito, no recuerdo qué fecha sería pero creo que ese sí fue tu último "Te quiero", sí, ese del que te hablo en Septiembre. Ese que guardo con todo mi cariño. 

Una cosa más, ¿te  cuento un secreto? Tu pulsera está en mi habitación junto a todo lo nuestro. Nuestra caja no he vuelto a abrirla desde que guardé la fotografía de la estantería, supongo que todos querían ver que intentaba superarte aunque no quiera. Las fotos de la cartera están ocultas, pero siguen ahí conmigo, cada día, donde vaya. Tu chaqueta sigue acompañándome los días que hace frío al igual que la batamanta que con tanto cariño me compraste. Tu disco duro guarda todas nuestras fotos porque son las únicas que no me perdonaría perder. La otra mitad del colgante y la segunda llave de nuestro candado siguen colgando de mi cuello, nunca las quito de ahí al igual que el llavero que me compraste sigue junto a todas las llaves de mi pequeña casa. Todas nuestras fotografías las sigo llevando en mi móvil y de vez en cuando sigo parándome a leer aquel mensaje que me dejaste en la pantalla cada vez que voy a desbloquearlo, es simple:

"Te quiero mucho y estoy muy feliz de que estés a mi lado, peque! Muaa!" 


A veces, te lo prometo, pienso que volvería atrás y arreglaría mil cosas. A veces pienso que... Si volvieras, sería lo más increíble que podía pasarme. No sé, ya ves, soy así de imbécil, de gilipollas y estúpida.



Mi niño... Te quería tanto que hasta la luna pasaba envidia. Te quería tanto que en otoño podrían no haberse caído las hojas, se habrían quedado para hacer sombra a los besos más bonitos que nunca antes se habrían dado. Te quería tanto que nos habían dejado de doler los corazones por muchas heridas mal curadas que tuvieran. Te quería tanto que te había dado todo el amor que me habían devuelto diciendo que era defectuoso o que no lo sabían usar. ¿Sabes? Nunca habían sabido bailar conmigo hasta que llegaste tú. ¿Recuerdas aquel baile improvisado el 13 de Agosto de 2012? ¿Aquella vez que estuve a tu lado en mi primer viaje a Barcelona? Me agarraste tan fuerte en aquel entonces que creí que nunca me ibas a soltar, nunca iba a escurrirme de tus manos. 


Te lo prometí, no iba a ser fácil. Iba a merecer la pena, cada día juntos. Seguramente íbamos a ser una montaña rusa porque nunca he sabido ir por los llanos de lo convencional, soy más de querer a contra corriente, pasando por encima de los baches del amor loco, ese que no hay quien lo entienda, pero que si los dos se agarran y se sujetan, es el más bonito, el que más historias dignas de recordar deja en nuestra piel. 


Ansiaba tanto que me quisieras por encima de cualquier cosa que pasara en el exterior. 

No sé si entendías que no era la persona normal con la que cualquiera estaría a gusto, pero que si no me sueltan, doy mi corazón entero, sin quedarme con nada dentro. A ti te lo di. Todo cuanto tenía te lo di... No me arrepiento, te lo prometo. Era tuyo.

Es fácil, si me lees te darás cuenta de que no es que no pueda superarte, no es que no pueda estar sin ti, no es que no pueda aparecer otra persona, no es que no pueda dejar de pensar en ti; es que sencillamente, no quiero nada de eso. 

Ya ves, pero qué le hago si te quiero.



Y sólo quería decirte toda esta mierda. Extralimitarme por una vez. Lamer la herida, porque tenía una presión en el pecho horrible. Un nudo en el estómago compuesto por esas cosas sobre las que me daba miedo hablar. Y ahora estoy mucho mejor, te lo juro. Pero aún tengo ganas de besarte.

Es así... Te quiero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario