6 de enero de 2014

Enmudecí


Vuelvo aquí solo para dejar un mensaje que marcará por algún tiempo hasta que tenga la necesidad de escribir y desahogarme entre estas líneas que relatan mi vida.


Necesito tiempo

Necesito tiempo para mí, para saber qué quiero realmente o qué espero de todo esto, para ver si es lo mejor para mí (aunque pienso que sí), para quitarme la venda de los ojos y ver si realmente todo es como creo, para saber si le tiene algún futuro. Ya me ha hecho mucho daño toda esta situación y encima, pareces tacharme de loca, de persona obsesionada contigo al saber que podría vivir allí.... Eso que tantísima ilusión te hacía en aquellos días. Eso que decías que era lo único que fallaba entre nosotros, la distancia. Esa única razón por la que no era completamente perfecto. Esa razón por la que decías no haberte enamorado de mí pese a habérmelo dicho en alguna ocasión que estabas "enamorado perdido".

Veo que solo yo me quedé en esta historia, no es de extrañar, anclada en un tiempo que siempre quiero recuperar, al que siempre quiero volver al recordar lo feliz que era, lo feliz que conseguía hacerte, lo sencillo que era mantener una sonrisa sincera en mis labios sabiendo que tú eras la causa de la mayoría de ellas, lo fácil que era abrazarte y que te sintieras seguro junto a mí, lo fácil que era tentarnos, lo fácil que era besarnos hasta caer rendidos, lo fácil que era querernos. Ya... Me cuesta muchas veces volver a sacar aquella sonrisa que tanto te gustaba pero supongo que la gente que intenta que yo esté mejor, se merecen una dichosa sonrisa como tú causaste aquel día en el que te conocí, aunque, te lo aseguro... Te lo prometo... Nunca nadie tendrá una sonrisa igual a las que tú hacías posible. Ninguna con tanto amor, con tanta ilusión, con tanto deseo, con tanta esperanza, con tanta sinceridad, con tanta complicidad contigo, con tanta... Felicidad. Esa, si no es contigo, nunca volverá.

Qué fácil me resultaba sonreír si era por ti


Lo fácil que era y quizás, lo imbécil que resultaba pero te prometo que no me importaba, me daba igual qué pensara el mundo si eras tú la razón de todo lo que me rodeaba. Te convertiste en mi todo. Pero, ahí quedó el que yo fuera "Todo" para ti mientras que para mí, sigues siéndolo aunque parezca absurdo a estas alturas de aquello que una vez fue "nuestro". Eso sí, supongo que con ciertos matices, con ciertos cambios.

No quiero olvidar nada de aquello. Me niego. Olvidar es como evitar no intentar ser feliz constantemente. Quiero decir, cómo vamos a poder dejar de recordar las cosas bonitas que hemos vivido. He ahí el dilema, que el pasado guarda las peores cicatrices y los mejores momentos, y es inevitable mirar hacia atrás sin arañarse y sonreír en el intento. La solución sería encontrar un presente y conjugarlo como perfecto.

La solución sería que pudiesen darnos otras manos que, agarradas a nuestro cuerpo, nos hiciesen sentir salvados de toda la realidad que constantemente nos acecha en cada esquina. Atrapasueños, serían nuestros ojos para aquella persona que se quedase a dormir en nuestra mirada. 


¿Sabes? Creo que te he estado esperando más tiempo del que necesito para perder la noción del mismo. Una locura, pero empiezo a pensar que la salida más cercana es perder la esperanza cuanto antes y que venga lo que tenga que venir, con tal de que nadie vuelva a irse sin nosotros. 
O con todo lo nuestro. Eso no, por favor. 
Estar desnudo con las ganas puestas, y pasar frío porque tu piel no llega a arropar toda esa necesidad de algo. El reloj que tan lento va matando los segundos, y el final que parece acercarse tan deprisa. Qué contradicción, como cuando descubrí que estabas más cuando te ibas. O como cuando me decepcionó comprobar que la intención sólo cuenta para excusarnos un poco las derrotas.

Pero, en definitiva, creo que ya hemos perdido suficiente. Creo que ya perdimos en una batalla y yo, quizás, perdí definitivamente la guerra. Creo que ya me perdí suficiente en ti. Te quiero y nunca lo voy a dudar ni voy a decir que es mentira, no pienso negarlo, tampoco. Pero es cierto, ya no es lo mismo. He conseguido dejar de llorarte cada día, pero he de admitir que alguna vez, las lágrimas recorren mis mejillas cuando te recuerdo, cuando pienso solo en ti, cuando te escribo. Pero ya no duele tanto... O, al menos, no siempre me ahogo como antes.

Mi corazón es un alumno limitado que nunca aprende, qué le voy a hacer. Querer es lo que mejor se me da y supongo que el amor siempre resiste mucho más de lo que dura, o, al menos, en mi caso; siempre hay cuestiones en mi piel que solo puede respondermelas tú y solamente tú y... Si vuelves, es curioso, aún si me mandas algún mensaje se me rompen las costuras, se me rompe la seguridad. Pierdo de nuevo el equilibrio, me precipito en ti, el nerviosismo me recorre, las ganas de ti... Bueno... Qué te voy a contar que no sepas ya de mí. Sabes todo... Todo de mí, de mis miedos, de mis ilusiones, de mis sentimientos. Todo.

Pero acabo pensando que acabaste haciendo cosas que me prometiste que nunca harías, me prometiste no dejarme sola, prometiste estar cada vez que te necesitara, cada vez que te llamara, prometiste cuidarme, prometiste volver... Prometiste que solo era yo la única chica que conseguía sacar ese lado que ninguna otra podía, esa que te hacía feliz aun existiendo mil baches en el camino. Pero supongo que ni sientes lo mismo ni ya te hago tanta falta y, aun sintiendo yo lo mismo de siempre, no puedo volver a decirte que te quedes, ya no. Ya no depende de mí, hace tiempo que no depende de mí o quizás nunca podía haber llegado yo a decir nada que te hiciera quedarte pero ya me he quedado sin voz para llamarte a cada momento. Sin voz para decirte que te necesito cada día.


Me enmudecí

Dejaste de ser mi salvavidas... Mi único paracaídas en todo esto. Te retiraste sin más, sin avisar antes de que me golpera con el suelo. Supongo que al final acabó antes de tiempo, aquel que siempre decías que yo perdía y yo insistía en que si lo empleaba en ti, era lo mejor que podía hacer. Y, aunque me pese, sigo creyendo lo mismo. Es mi realidad. Mi verdad.

Va a ser así, rodar y rodar hasta que me paren los pies algunos brazos, y luego me peguen una hostia. Hasta despertar de toda esa realidad que sólo sucede cuando no estás. Es decir, siempre. Pero... Ya me estoy cansando, pero he aquí mis ojeras para recordarme que voy a seguir aunque no quiera. Aunque no me quieras. Qué desesperación tan disfrazada de calma, que ya apenas logra que entre en calor cuando hace no sé cuánto frío que no te veo. Si las cosas salieran como queremos, o si al menos las cosas que queremos no salieran de nuestra vida. Todo iría mejor.



Quién sabe qué dirá el tiempo de nosotros. Solo sé que te di todo, siempre y nunca me arrepentiré haberte dado lo mejor de mí cada día que estuviste a mi lado y cada día que me dejaste de lado. Siempre... ¿Recuerdas? Siempre te lo prometí. Siempre cumplí.



Desconectaré. Lo siento.



Quizás lo entiendas, quizás no. Yo dejé de entenderte. Perdió la lógica. Me perdí yo. Nos perdimos y quién sabe si nos encontraremos. Ya solo veo distancia. 

Solo decirte que intento fingir que no me importa aunque ya sabes, nunca quise fingir ni mentirte y la verdad es que te miento si te digo que no me importas. Que da igual.

Una cosa más... Ya no me atreveré a decirte que te quedes, que te espero. 

Si me quieres, volverás.
No hay más que pensar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario