17 de noviembre de 2013

No sé vivir de los recuerdos


Tras aquel mensaje, estalló un poco toda la realidad que habíamos mantenido hasta entonces.
No me resulta ni minimamente extraño.
Decidiste huir, desaparecer completamente de mi vida, me diste la razón en muchas cosas como que di mucho, que fue tu culpa y alguna más... Todo era una despedida, íbamos a cerrar aquello de la forma más penosa que podían encontrar dos personas que se habían querido tanto.
Me dijiste que me necesitaste muchos días pero que no supe esperar, no supe esperar al sábado en el que tú querías hablar y, cómo no, tuve que explotar antes de tiempo y soltarlo todo así.
En serio, ¿qué esperabas?
Me dijiste que actuaba de forma impulsiva... Y lo peor vino después, me comparaste con tu otra ex, esa que odio, esa que sabes que ni aguanto porque nunca se supo comportar ni estando contigo ni sin ti, ni siquiera cuando ya estaba yo en tu vida. 
Después de todo no pudiste decirme otra cosa más que te sentías como siempre, como una mierda y no querías ya ni hablar, que yo me había desahogado... No querías más trato conmigo.
Yo no hacía más que decirte que no sabía cómo habías cambiado tanto.... La respuesta a aquello fue que no era mi culpa y que solo podía ver aquella faceta pasando una situación así.

No podía creer todo lo que esa conversación, en escasos minutos, desmoronaba por completo los esquemas de mi vida.

Volvimos a la raíz del problema..
* Yo estaba dispuesta a hacer de todo, es más, podría decir que sigo dispuesta y quería estar ahí, quería hacer mil cosas por ti e hice cuanto pude.
- Ese es tu problema, no necesitaba nada de ti salvo una cosa y no pudiste, no pudiste estar como quería que estuvieses y no necesitaba que intentases nada. No lo viste y sigues sin verlo, es así de egoísta pero tenías que esperar a que yo acudiese y suelo tardar y no pudiste esperar y hacías 50 mil cosas por mi que no necesitaba.
* No podía quedarme sin hacer nada...
- Es lo que te dije que hicieras y no supiste hacer y estaba dispuesto a hablar las cosas pero cómo no, siempre saltas.
* Estabas cerrado en banda, peque...

Seguías empeñado en desaparecer...
- Sonará frío pero, primero, tienes 19 años y te queda un montón de vida así que no puedes decir que soy lo más importante... Siempre habrá otro. Igual que aparecí yo, habrá más y no puedes seguir así.
* Pues has sido lo más importante en todos esos años. Peque por favor...
- No puedes soltar todo eso y decirme "por favor". Llevas dolida ya tiempo y yo también pero ni tú con tus cosas ni yo con las mías lo hemos sabido llevar bien y ya después de esto sé que no estaré en un tiempo.
* Quiero llevarlo bien... ¿Tanto ha sido para ti?
- ¿Sabes? Después de lo de mi otra ex, juré no llorar más por ninguna tía y no lloré, no lloré hasta ahora.
* ¿Has llorado por eso?
- Hay cosas que duelen.
* Lo sé mejor que nadie, yo también juré no llorar por otro tío y he llorado muchísimo por ti.
- Lo dicho peque, no me odies mucho por esto.

Desapareciste. Me bloqueaste. Me dejaste de nuevo tirada en medio de la nada. Necesitaba verte y menuda putada... Volvimos a hablar, no aguantaba saber que te había hundido así, que me llame quien quiera gilipollas pero no aguanto que lo más importante para mi sufra así.

Quedamos en vernos aquel sábado, aquel sábado que me llenaría de recuerdos...
Volvería a verte. 
Una parte de mi lo temía, otra lo ansiaba... Pero hablaré de ello otro día.


Solo diré que la sensación al verte sonreír por mi... Me mató.
Sigues siendo mi debilidad... Mi más bonita debilidad.


Qué esperáis de una tonta enamorada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario