17 de agosto de 2013

¿Cuestión de suerte?


Tengo miedo, muchísimo miedo de que en un mes quizás me digas que definitivamente te vas de España a la otra punta del mundo y ya sí que no te volveré a tener cada día que pase... 
Ojalá algo, por una vez en mi vida, saliera bien. Ojalá fuera diferente pero ya he perdido poco a poco la esperanza... No creo que haya un nosotros que sea posible... No depende de nosotros o, quizás, en parte sí pero tú no eres tan capaz...
No sé... Este fin de semana ha sido uno más que añadir a la lista de insoportables...

¿Sabes que con el paso de los días solo me estoy dando cuenta de cuánta falta me haces?
¿Sabes que solo estoy siendo capaz de ver cuánto te quiero?

Dejaré otro texto... Creo que no me sale ya ni escribir...
¿Tan mal se puede llegar a estar?



Porque me fui, queriendo quedarme, pero habíamos llegado a un punto en el que era marcharme o morir. Esperarte o la felicidad, porque en el fondo sabía que nunca volverías, si es que algún día, ya no lo sé, estuviste. Y el reloj empezó a marcar demasiado tarde, fuese la hora que fuese. Tic-tac-tic-tac, y sonaba como un disparo. Adivina quién moría en aquellas noches: demasiado frías en invierno, demasiado calurosas en verano, pero siempre demasiado solitarias. Demasiado. Y me acostumbré a eso, a mirar las estrellas de madrugada hasta perder todas las nociones que me quedaban. Me sentaba junto a la ventana, me encendía un cigarro, escuchaba canciones de Bob Dylan y tarareaba tu nombre hasta que dejaba de tener sentido. Hubiese sido bonito, o al menos sano, que hubiese dejado de tenerlo para siempre, pero no, a la mañana siguiente estaba tan herido, en mi propia necesidad de estar contigo, como siempre lo había estado. Ya sabes, recuerdo que un día te lo dije, que no se me da bien olvidarme de las personas. Y miraba tu última conexión en WhatsApp con la esperanza de comprobar que hacía días que no te conectabas y que aún no habías leído las últimas palabras que te escribí. Eran falsas esperanzas, claro. Falsas, como todo lo demás. Como todo eso que nos dijimos, o que, haciéndole justicia, fingimos decir, con una mano en el corazón y apuñalándonos por la espalda con la otra. No supimos hacerlo mejor, supongo. Pero ya sabes que no nos culpo, ni a ti ni a mí, simplemente fuimos una desviación en la autopista de la vida. No hay más. Y no habrá menos. Sonríe, esta es la última fotografía que nos hacemos.
En un mundo de grises.

Estas palabras que encontré una vez más han quebrado algo en mi interior... 
Esa fotografía, nuestra última fotografía... ¿La recuerdas?
Era en aquella estación de metro, yo ya estaba llorando por saber que pronto te separarías de mi lado, tú, fingías una sonrisa que a veces se quedaba apagada...
Mientras yo lloraba me dijiste...

-Peque, ¿no querías que nos hiciéramos una foto?
-Sí... Pero, ¿tú has visto qué cara...?
-Venga valiente, si me quieres tanto hazte la foto ahora...
-... Tonto. Espérate.

Me sequé las lágrimas, me abrazaste por la espalda apoyando tu cabeza hacia mi y allí quedó... Nuestra última fotografía... Quién lo diría...

Te quiero mi vida... No sé cómo dejar de hacerlo.
Y ojalá... Ojalá por una vez la suerte esté de mi lado y si eso es verdad que el tiempo lo pone todo en su sitio, yo no sé por qué aún no estás aquí... O yo allí.... O en cualquier lugar, pero juntos.


4 comentarios:

  1. Que bonito.. la verdad es que tener a alguien en la distancia no es fácil, aunque siempre y cuando la otra persona quiera colaborar se puede hacer! Un besito y mucho ánimo :)

    ResponderEliminar
  2. Hace mucho, quizás siempre, que creo en el destino. Puede que parezca difícil, puede que parezca imposible, pero si crees que merece la pena no dejes de luchar por ello.

    Mucho ánimo y mucha fuerza.

    ResponderEliminar
  3. Me has vuelto a remover las entrañas. Que lindo, aunque sería mejor leer que todo va bien.
    Me gustaría hablar contigo, darte mucho ánimo y pedirte que no decaigas y confies en ti, si en la meta te está esperando alguien por el que merece la pena esperar.

    Yo estoy viviendo algo parecido a ti. Llevo 3 años con mi pareja y estamos a muchos kilómetro de distancia el uno al otro. Hemos pasado por mucho y aún hoy, seguimos luchando por lo nuestro, aunque cada vez discutimos más por la situación. Lo único que tenemos es lo mucho que nos queremos, como ustedes, y gracias a eso hemos superado alguna que otras peleas. Con esto lo que te quiero es dar ánimo y comfianza, porque si algo lo deseas con tanta fuerza se termina cumpliendo.

    Mucho ánimo. Cree en tu fuerza y tu capacidad de amar, y deja que el tiempo haga su papal...

    Soy jessy.

    ResponderEliminar