15 de julio de 2012

Impotencia.


A veces me pregunto, pobre ilusa, ¿qué podría hacer para que tu soledad desapareciera?

¿Qué podría hacer para que, aun estando solo, no te sintieras así?

Me encantaría ser capaz de ser esa persona que necesitas para que esa sensación desapareciera, pero por mucho que haga.... Por mucho que diga.... Por mucho que abra mi corazón con cada palabra, pareces querer evitarlas una a una dejando a un lado todo lo demás.

Me duele el corazón al pensar que te hace falta alguien que llene ese vacío... 
Y que... 
Mejor no hablaré, no quiero estropearlo.

¿Quién sería la ideal para ti?

Ojalá pudieras sentir lo que yo siento.... Ojalá supieras incluso que, pese a estar sola entre cuatro paredes que siempre han ahogado mi llanto, no me siento sola cada vez que estás ahí para mí. Sí, soy imbécil pero no puedo evitar esa dichoso sentimiento de felicidad efímero que me inunda y el sentir cómo la soledad desaparece en un instante antes de que sea capaz de aferrarme a ella. 
La soledad me abandona, me deja entre tus dedos y ahí, solo tú decides.

Y no lo entiendes... Nadie entiende que eso pueda ser posible ya que yo siempre he vivido en una continua soledad que me ha acompañado en silencio sin juzgarme, sin desesperarme, sin agobiarme, sin esperarme... Siempre estaba dispuesta a volver evitando cualquier impedimento... 
Siempre podía contar con ella en estos momentos.

Y, ahora, dime dónde ha ido a parar.

Te contaré un secreto... Nunca me gustó depender de nadie. Nunca me gustó porque siempre que lo hacía, al pasar los días, los meses o quizás los años, me dejaban tirada a ras de suelo sin tener fuerzas para levantarme. Nunca quise necesitar a nadie... No quiero que me vuelvan a hacer ese tipo de daño irreversible en mí misma. No sabes la capacidad que tiene de afectarme pese a que a veces ni lo muestre.

Y sí, lo sé... 

Los buenos momentos no se aprecian si no se ha conocido el dolor... 
La compañía no se valora si no has experimentado la más absoluta soledad... 
La oscuridad no se aprecia si no has conocido la claridad más intensa... 
La felicidad no la experimentas si no has conocido la tristeza...
El frío no se siente si no has sentido calidez...
Y, así, miles de cosas podría decirte más... 
Hay tantas que incluso se escapan a mi conocimiento.

Quiero dejar todo a un lado... Olvidarme de lo que pueda pasar y dejar que el tiempo decida.
Ahora solo busco que tu soledad desaparezca aunque sea en lo más mínimo estando a tu lado.
¿Sigo soñando? No creo que sea posible pero no quiero perder la esperanza, tan pronto, sin siquiera haberlo intentado y todo porque mi absurdo sentido, esquemas y razonamientos se han esfumado desde que te cruzaste en mi camino.

¿Alguna vez conseguiré que mi almohada no calle mis gritos ni recoja mis lágrimas?
A día de hoy, aún, no lo sé.


Necesito que me hagan ver que a quien necesitas no es a mí.



Pero... ¿Quién te enseña a ver si no eres tú mismo?


1 comentario:

  1. es como si supieramos leyendo un libro si alguno de los personajes no estaria mejor en otro libro

    las lettras solo dan pie a mas letrs los cuerpos siguen aun muy distantes por mas que las palabras parezcan cercanas

    mas complicado aun como saber que persona puede estar cerca en letras lejanas

    mientras cada quien vive su propia vida

    depender de letras es como esperar que el aire te quite el hambre

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